Salamandras soñadoras

¿Con cuánta frecuencia nos permitimos soñar? ¿Somos capaces de soñar tan grande que logramos inspirar a quienes nos rodean? ¿Nos atrevemos a ir por nuestros sueños? o, simplemente, ¿soñar es para alguien más, para los locos, porque uno está inmerso en las ocupaciones del día a día?

Soñar es la clave que conquistar todo lo que deseemos, es la actividad innata que Dios nos regala para materializar los anhelos más profundos de nuestro corazón y es la energía maravillosa y poderosa que recorre nuestra alma y nos impulsa a dar lo mejor de uno mismo cada día que uno va cumpliendo ese sueño, por más loco que sea. 

Para nadie es un secreto que en Venezuela existe una crisis profunda que se refleja, entre otras situaciones, en una carencia de valores que hacen que vivamos en una anarquía. Son más las preocupaciones diarias de comida, de seguridad o de dinero en efectivo, que estamos olvidando la capacidad de soñar como venezolanos. 

Pero, por más loco que parezca, es en las crisis cuando más hay que soñar porque es cuando se generan las mejores y más creativas oportunidades para progresar y evolucionar -es un darwinismo natural- con el propósito de ser felices. 

"Los locos abrimos un camino que luego los sabios transitan", reza un viejo adagio y tiene toda la razón porque las personas que han inspirado y han cambiado el mundo son aquellas que han sido tildadas de "locas"; son aquellas que se han atrevido a soñar. Mathatma Gandhi, Thomas Alva Edison, Muhammad Alí, Michael Jordan, Simón Rodríguez, Simón Bolívar (padre de la libertad de Venezuela), Salvador Dalí, Andrés Galarraga, Albert Einstein, Walt Disney u Opra Winfrey son ejemplo de ello. 

De esa misma manera del que son ejemplo los estudiantes del 6to grado del Colegio Parroquial de San Bernardino, en Caracas, quienes al enterarse del proyecto de Yo soy ejemplo ambiental se entusiasmaron por participar y compartir su creatividad al regalar salamandras (hechas con material de provecho) para la exposición en El Metro de Caracas. Ellos se enteraron gracias a su profesora Griska Osilla, quien también es la docente de la cátedra Ambiente y Sociedad, materia en la cual se basa el trabajo. 

Al recibir el regalo de un grupo de estudiantes de otra institución que desean aportar, me convenzo más de que los soñadores, los que nos atrevemos a ir por nuestros sueños, somos los que generamos los grandes cambios en el mundo. Todo está conectado y somos parte de un gran rompecabezas que se va uniendo en la medida que tomamos la valiente decisión de transformar el mundo con nuestras acciones.

Por eso, definitivamente, los docentes debemos enseñar a nuestros alumnos a soñar en grande, a que se motiven a ser "el cambio que quieren ver en el mundo", como dijo Gandhi y es tan grande el poder de soñar que las salamandras simbolizan la pureza, permanencia y el fuego, elementos necesarios para desarrollar nuestra creatividad e imaginación.