Caracas.- La esperanza en estos tiempos de adversidad en Venezuela cada vez sea hace más difícil de mantener y mucho más de multiplicarla. No obstante, es el antídoto que -junto al amor- nos ayuda a afrontar (con un enfoque positivo) la crisis que día a día nos arropa y en ocasiones nos asfixia.
A los niños se les debe inyectar esperanza |
Sí, el dinero no nos alcanza, el bachaqueo, la inseguridad, la violencia, el hambre, la incertidumbre de emigrar o no y la falta de oportunidades, por ejemplo, parece abrumarnos y machacar la luz de la esperanza. ¡Hey! pero no podemos dejar que su llama se extinga.
El jueves 6 de diciembre presencié lo fuerte que es la esperanza, especialmente cuando se les inyecta a los niños.
Tarjetas motivadoras
El periódico "El Nacional" organizó el concurso de tarjetas navideñas, con mensajes de valores, para que nuestros niños (de todo el país) transmitan sus palabras de aliento en esta época mágica. Ninguno de los que participaron en el concurso pasan los 16 años de edad, por lo que no conocieron a la Venezuela de la IV República -sin ánimos de caer en connotación política- y les ha tocado lidiar con una crisis más crudas de la historia del mundo, quizá comparable con el genocidio de la II Guerra Mundial.
Mariam Melo, estudiante de 3er grado "A" de la escuela donde doy clase, la U.E.E.P. "El Vivero", quedó en el cuadro de honor de primaria (de 1er a 3er grado) al recibir el reconocimiento por trabajar el valor de la convivencia. En su tarjeta, la joven estudiante de nueve años de edad escribió:
"Convivamos juntos en familia, para que todas las navidades sean mejores y que disfrutemos cada momento con nuestras familias".
Mensaje de la tarjeta de Mariam Melo |
Escuela en el estado Apure, en medio de la selva |
Rompecabezas
Luego del acto en El Nacional, asistí a Cecodap para el segundo ciclo del "Maestro Transformador" en el cual se trató "Manejo de las emociones en tiempos adversos: claves para la auto-protección" y en el cual hubo una cantidad maravillosa de personas congregadas por un fin en común: trabajar por y para la educación de nuestros niños, comprendiendo que la educación es el camino para salir adelante.
¿Si eso no es esperanza, entonces qué es?
Cómo conclusión, les digo que todos formamos parte de un increíble rompecabezas y cuando nos enfocamos en seguir a la voz de nuestro corazón, a dejar nuestra huella, a esforzarnos y a hacer lo que amamos con pasión, Dios se encarga de ir uniendo -de forma magistral y misteriosa- las piezas.
Concentrémonos en mejorar nuestro entorno, en sonreír (por más difícil que sea), en abrazar a nuestros seres queridos -especialmente a nuestros niños-, en amar lo que hacemos y hacerlo de la forma más espectacular que exista, porque de esa forma inspiraremos a quienes nos rodean y al mismo tiempo les estamos brindando esperanza. Creamos en ese poder increíble de decirle a nuestros niños "Sí, tú puedes cambiar al mundo" y trabajemos junto con ellos para que lo puedan hacer.
Si la otra persona no lo hizo o lo hizo mal, no gastemos nuestra energía en ello. Nuestro propósito es brillar e irremediablemente, la gente buena somos más y todos estamos destinados a brillar con luz propia, especialmente en las crisis cuando se generan las mejores oportunidades.
Por lo tanto, seamos como el logo de Cecodap, un papagayo que tiene su cable a tierra, pero que necesita del viento en contra (la crisis) para poder elevarse y ser esa esperanza que vuela en el cielo, se siente, se practica y se multiplica.